Trabajo Social, Universidad de Caldas
Acreditada alta calidad
Nombre programa: Programa de Trabajo Social
Título obtenido: Trabajador Social
Créditos:170
Jornada (diurna o nocturna): Diurna
Modalidad: Presencial
Número SNIES: 292
Acreditación de Alta Calidad: Si, actualmente la 4ª.
Registro calificado número: Si Res. 8947 del 31 de Mayo de 2018
Código de proceso número: 23555
Ciudad de Oferta: Manizales y La Dorada, Caldas.
Teléfono y extensión: 6068781500 ext. 20115
Correo electrónico: tsocial@ucaldas.edu.co , trabajosocial.dorada@ucaldas.edu.co
Costo del Semestre: 2.5 SMLMV
Información adicional:
El valor del formulario para la inscripción lo encuentra en los siguientes enlaces cuando esté vigente las fechas del proceso:
https://viceacademica.ucaldas.edu.co/admisiones/
https://viceacademica.ucaldas.edu.co/pregrados-presenciales/
El valor del semestre se calcula a partir de la encuesta socioeconómica realizada a los admitidos y su liquidación es variable ya que depende a la estratificación que pertenece el estudiante.
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https://www.facebook.com/Programa-de-Trabajo-Social-Universidad-de-Caldas-103039275267232
YouTube
https://www.youtube.com/@trabajosocial-udecaldas7569
Ubicación:
Cra 23 No 58- 65 – Avenida Santander – Piso 3 – Sede Palogrande
Objetivos del Programa de Trabajo Social:
- Permitir a las y los estudiantes conocer e interpelar las epistemologías de investigación e intervención de Trabajo Social, desde enfoques críticos y comprensivos. Favoreciendo de esta manera el cuestionamiento, la integración y la apropiación de estos saberes, en el marco de las ciencias sociales y del respeto a las diferentes formas de vida.
- Promover con las y los estudiantes el desarrollo de capacidad reflexiva, crítica y propositiva, desde el análisis crítico y complejo de la realidad social, la relación teoría-práctica, la relación intervención-investigación, la reflexividad del sujeto y la pedagogía de la pregunta; de tal forma que permita fundamentar, movilizar y reconstruir procesos sociales en clave de justicia social y ambiental, de democracia, equidad, convivencia y ciudadanía.
- Construir con las y los estudiantes un posicionamiento ético y político desde la identificación de campos problemáticos que les permita situarse como sujetos políticos y reflexivos, frente a los dilemas que enfrentan tanto a la investigación como a la intervención social. Deconstruir los lugares políticos de los estudiantes posicionando una conciencia política sobre las complejidades del país y de esta manera reconocer los saberes propios y de las comunidades en clave de diversas perspectivas de justicia social: antropocéntrica, socio – céntrica y biocéntrica.
- Construir con las y los estudiantes procesos de subjetivación política en el marco de la intersubjetividad y en diálogo crítico con la otredad.
Principios de formación:
Los principios son el fermento del actuar del programa, determinan la intención y se proyectan en los procesos de planeación, ejecución y evaluación curricular. Impregnan nuestro quehacer, orientan nuestro discurso e inspiran la formación académica. Sustentan la orientación de los procesos en tres sentidos: lo conceptual (el qué de la formación), lo metodológico (el cómo de la formación) y lo ontológico (el ser en tanto lo qué es y cómo es). A continuación, se presentan los principios que sustentan el currículo.
- Pluralismo crítico: el pluralismo crítico como un horizonte de formación, de investigación y de intervención para trabajo social implica reconocer diferentes formas de vivir, de conocer y de saber, implica hablar de pluralidad teórica y epistémica. Porque como lo afirma Gómez (2020)(…) una ciencia social no se desarrolla en la medida que haya un poder único sobre un tipo de conocimiento que se vuelve válido y se vuelve hegemónico y es el único posible, sino que, se da por esas muchas formas de existencia en el mundo. (Tomado de la transcripción del debate Fundamentación de Trabajo Social desde Diferentes Perspectivas, p. 35)
- Agrega también Gómez (2020), hablando propiamente de Trabajo Social, que no se trata de una sumatoria de teorías y de perspectivas liberales, marxistas, postmodernas, decoloniales, entre otras, que se encuentran en “un punto de armonía placentera, sino en un punto de diálogo” (p. 38). El diálogo desde el pluralismo crítico-epistémico requiere, en un sentido hermenéutico, del reconocimiento y la concurrencia de distintas epistemes, la resignificación de las prácticas pedagógicas, de intervención e investigación para facilitar la reflexividad y para que dichas prácticas y sus dispositivos permitan el encuentro y la configuración de sentidos y significados desde la diversidad de apuestas.
- Diversidad: la diversidad supone un reconocimiento de la multiplicidad de opciones de vida y una ruptura con una visión unidimensional, exaltada y naturalizada de la realidad. Lo que no encaja en esta visión tiende a ser invisibilizado, excluido y connotado como excepcionalidad o minoría, en una lógica donde lo diverso es avasallado por lo homogéneo-hegemónico. Por lo anterior, desde Trabajo Social se debe partir del reconocimiento de la diversidad de nuestros estudiantes, docentes y egresados, así como de las identidades individuales y colectivas de los sujetos, familias, grupos, organizaciones y comunidades con las cuales nos relacionamos; toda vez que dicho reconocimiento es condición para la participación social, política, económica y cultural de todos los sujetos y les facilita condiciones para ser agentes de su propia vida, en perspectiva de derechos. Lo anterior, para la formación de trabajadoras y trabajadores sociales, implica una visión de los estudiantes como sujetos epistémicos, un conocimiento de sus lugares de enunciación, y una resignificación de lo pedagógico y lo didáctico en concordancia con sus particularidades. Demanda de igual forma que, como programa, continuemos afianzando la pluralidad teórica, epistémica y el acercamiento a una pluralidad de escenarios de intervención-investigación. Todo lo anterior impulsado por lógicas y prácticas de enseñanza-aprendizaje colaborativas, inter y transdisciplinarias.
- Reflexión y reflexividad: la complejidad de la realidad social requiere de profesionales que problematicen sistémica y complejamente los campos de praxis. Cuando los profesionales no trascienden del dominio y la aplicación de teorías y técnicas como si fueran fórmulas precisas e invariables en realidades estáticas; corren el riesgo de no poder resolver efectivamente los problemas que su quehacer les presenta y más grave aún, pueden terminar agotando su capacidad creadora y reproduciendo las mismas problemáticas que pretenden solucionar. Es por lo anterior que la reflexión y la reflexividad son capacidades indispensables para desarrollar desde la formación en trabajo social. La reflexión, entendida desde Schon (1998) como una forma de conocimiento que permite análisis crítico y orientación de la acción encaminada a resolver asuntos complejos y la reflexividad, como la habilidad de volver sobre sí mismo, sobre sus acciones, emociones y decisiones y comprender las motivaciones, creencias y supuestos básicos que subyacen a la acción profesional y las consecuencias a futuro. Lo anterior es lo que conlleva a una práctica reflexiva que como lo plantea Schon (1998) “alude a un saber que se construye a partir de la experiencia, mediada por una reflexión en y sobre la acción” (p. 101) y en suma es lo que permite al docente y al profesional aprender de sus propias experiencias, mejorarlas y generar un conocimiento y una práctica transformadora que responda críticamente a demandas del contexto social en el que actúan.
- Praxis profesional: Trabajo Social se ha configurado históricamente como una profesión/ disciplina comprometida con el cambio y la transformación social, entendiendo su quehacer como acción reflexiva, es decir, como praxis. La praxis como lo señala Freire (1982) es la “reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo” (p. 7). La praxis bajo esta mirada implica interpelar las realidades sociales injustas y la cotidianidad alienada que viven las comunidades y poblaciones con las que trabajamos y que no son ajenas a estudiantes y docentes. Esta posibilidad de reconocer en el proceso educativo que los sujetos de la formación comparten estas mismas condiciones de opresión, abocan al docente y al estudiante a transformarse en la interacción con las comunidades, buscando una emancipación para todos. Lo anterior representa retos para cada uno de los sujetos de la praxis profesional, pero hay uno a destacar y es el del docente que no puede desde esta mirada ser reproductor de contenidos, sino por el contrario, un generador de nuevas reflexiones y saberes, producto de su práctica pedagógica y que a través de su conciencia crítica contribuya a la concienciación de sus estudiantes y los ayude a proyectar como trabajadores sociales éticos, políticos y reflexivos.
- Bien común y corresponsabilidad: en esta época donde el mundo se torna complejo, heterogéneo, plural e intercultural, donde los valores tradicionales se ponen en cuestión y se produce una fragmentación social, hablar de bien común es casi una utopía. El bien común atañe a un ideal de la vida en sociedad, porque implica que los bienes materiales, culturales, tecnológicos, ambientales, entre otros, que sean de interés general y contribuyan al bienestar social y a la protección de la vida, sean privilegiados sobre los bienes privados o particulares. Avanzar en esta dirección requiere ponernos de acuerdo en unas reglas de juego lo suficientemente incluyentes que permitan que, a través de la corresponsabilidad democrática, los ciudadanos y las instituciones asuman con convicción sus derechos y obligaciones. En este marco, Michelini (2007) afirma:
- El desafío ineludible de una ética pública (que sea capaz de orientar la interacción social y política de todos los ciudadanos en el marco de sociedades democráticas y pluralistas) es elaborar criterios y principios que permitan dar una respuesta racional y razonable a la diversidad y heterogeneidad de las interpretaciones y hacer posible una interacción conjunta responsable y solidaria.
- (p. 20)El desafío de una praxis que apunte al Bien Común y a la Corresponsabilidad, como aquí se ha planteado, requiere el fortalecimiento de valores cívicos como la solidaridad, el respeto, la empatía y la cooperación; demanda fomentar los derechos humanos y ambientales como guías de actuación individual y social, y precisa una actitud de construcción y deconstrucción intersubjetiva de acuerdos sociales, sobre asuntos que nos afectan a todos. Lo anterior implica para la formación de trabajadoras y trabajadores sociales el desarrollo de capacidades para el trabajo colaborativo y el diálogo público, considerando al otro como interlocutor legítimo, donde la interacción no esté condicionada por creencias esencialistas o verdades únicas y donde las conversaciones que se gesten sean incluyentes, simétricas y sin prerrogativas.
Aptitudes básicas del aspirante:
- Estudiantes con identidades diversas, sensibles y dispuestos a analizar críticamente los contextos, la vida cotidiana, las desigualdades e injusticias sociales que se han construido desde las dinámicas territoriales y de región en Colombia, donde su motivación sea el análisis de las interacciones, las relaciones y las estructuras a través de las múltiples preguntas que problematizan su lugar como futuros profesionales en Trabajo Social.
- Que su búsqueda esté permeada por construir intervenciones e investigación sociales que les permita situarse ética y políticamente con relación a la construcción de procesos con sujetos, familias, grupos, comunidades, todos ellas y ellos interrelacionados en horizonte de justicia social.
- Que tenga interés en relacionarse con múltiples otros, deconstruir las formas de dominación naturalizadas y construir formas de relacionarse desde un enfoque democratizador, de reconocimiento de las comunidades situándose desde la historia de vida como lugar de partida en relación con los intereses de bien común que se tejen en horizonte de las comunidades.
- Que tenga interés por deconstruir las formas de relacionarse desde su vida personal en relación con otros sujetos y lo otro, además de tener interés por posicionar unas nuevas formas de relacionarnos desde la convivencia, la democratización la participación, la equidad, la igualdad, los derechos y la dignidad humana.
Aplicaciones de la profesión:
- Profesionales capacitados para trabajar en diferentes áreas como la de ecología social, el mundo del trabajo, la familia, la salud, la comunidad, los movimientos y las organizaciones sociales, el conflicto, la ciudadanía y la construcción de paz, con conocimientos disciplinares e interdisciplinares del trabajo social y proyección académica que asumen diferentes perspectivas epistémicas, ontológicas, éticas y políticas de la intervención social, estableciendo vasos comunicantes en las transformaciones que experimenta el objeto profesional desde sus continuidades y rupturas.
- Las áreas tienen diferentes funciones a nivel de la relación con los campos y la articulación de los aportes a procesos de formación, investigación y proyección.
Pruebas ICFES con los siguientes ponderados:
PONDERACIÓN ESCALA ICFES ANTERIOR A 2014-2
Lenguaje 28%,
Matemáticas 15%,
Filosofía 28%,
Ciencias Sociales (Historia, Geografía) 29%.
PONDERACIÓN ESCALA ICFES A PARTIR DE 2014-2
Lectura Crítica 35%,
Matemáticas 35%,
Ciencias Sociales y Competencias Ciudadanas 20%,
Ciencias Naturales 10%.